domingo, 23 de abril de 2017

¡Descripciones!

La clase anterior hablamos sobre lo subjetivo y lo objetivo. Vamos a tratar de ponerlo en práctica...

En la carpeta ponemos la fecha del día de hoy y debajo el siguiente titulo:

¡Describimos cuadros!

Actividad A: Describe de manera objetiva y subjetiva los siguientes cuadros.


Cuadro 1: 


Objetivo:

Subjetivo:


Cuadro 2:


Objetivo:

Subjetivo:

Cuadro 3:


Objetivo:

Subjetivo:




¡Mas actividades!

IMPORTANTE: RECORDÁ QUE UN TEXTO SON MUCHAS ORACIONES QUE BUSCAN COMUNICAR UNA IDEA O MENSAJE.

PONER LA FECHA DEL DÍA DE HOY Y COPIAR EN LA CARPETA:

¡MUCHOS TIPOS DE TEXTOS!

ACTIVIDAD A:

MIRAR EL SIGUIENTE VÍDEO Y CONTESTAR LAS PREGUNTAS:






1- ¿DE QUÉ HABLA EL TEXTO QUE APARECE EN EL VÍDEO?


LEER EL SIGUIENTE TEXTO Y CONTESTAR LAS PREGUNTAS:

EL ÑANDU

EL ÑANDÚ ES INCAPAZ DE VOLAR, SIN EMBARGO TODO SU CUERPO ESTÁ ADAPTADO PARA CORRER A GRAN VELOCIDAD SI SE VE EN PELIGRO, ES TORPE PARA SALTAR PERO ES UN BUEN NADADOR SI NECESITA CRUZAR ALGÚN CURSO DE AGUA. DURANTE EL OTOÑO Y EL INVIERNO CONFORMAN GRANDES GRUPOS DESDE 20 A 30 INDIVIDUOS, AUNQUE SE HAN VISUALIZADO HASTA 50 INDIVIDUOS JUNTOS. SU DIETA CONSISTE EN HIERBA, SEMILLAS, FRUTOS, INSECTOS, REPTILES Y HASTA PEQUEÑOS MAMÍFEROS.
 

2- ¿DE QUÉ HABLA EL TEXTO QUE ACABAS DE LEER?

3- ¿HAY ALGUNA PALABRA QUÉ NO CONOZCAS EN ALGUNO DE LOS DOS TEXTOS? SI HAY ALGUNA BUSCA SU SIGNIFICADO.

4- ¿A QUÉ TIPO DE TEXTO CORRESPONDE CADA UNO: LITERARIO (CUENTO O NOVELA), EXPOSITIVO (QUE EXPLICA COMO ES O COMO FUNCIONA ALGO), INSTRUCTIVO (RECETA) O POÉTICO (CANCIONES O POESÍAS)?






¡Muchos textos diferentes!

Leer los siguientes tres texto y copiar en la carpeta la siguiente guía de preguntas:

Ponen la fecha de hoy
Titulo: ¡Muchos textos diferentes!

Actividad A:

  1. ¿Cuál es el objetivo de cada texto?
  2. ¿Qué características tiene cada uno?
  3. ¿En qué tipos de libros podrías encontrar cada uno de los textos?
  4. ¿Cuál te pareció mas útil?
  5. ¿Cual te pareció mas fácil de entender? ¿Cuál mas difícil? ¿Por qué?
  6. usando la información que nos aporta el Power Point del final de la entrada ¿Cuál de los tres textos que leíste se parece mas a lo que nos plantea ese P.P.? ¿Por qué?
Texto N°1

El astrolabio es un antiguo instrumento que permite determinar la posición y altura de las estrellas sobre la bóveda celeste. La palabra astrolabio procede etimológicamente del griego ἀστρολάβιον,que puede traducirse como «buscador de estrellas». El astrolabio era usado por los navegantes, astrónomos y científicos en general para localizar los astros y observar su movimiento, para determinar la hora a partir de la latitud o, viceversa, para averiguar la latitud conociendo la hora. También sirve para medir distancias por triangulación.

Los marineros musulmanes a menudo lo usaban también para calcular el horario de oración y localizar la dirección de La Meca. Durante los siglos XVI a XVIII, fue utilizado como el principal instrumento de navegación, hasta la invención del sextante, en 1750.




Texto N°2

Ingredientes para Milanesa de carne
  • 8 Filetes de Nalga con 1cm de grosor 
  • 1 Barra de Pan rallado cantidad necesaria
  • 6 Unidades de Huevos
  • 1 Pizca de Sal
  • 1 Pizca de Pimienta
  • 1 Pizca de Orégano
  • 1 Chorro de Aceite para freír 
Pasos para preparar Milanesa de carne
Lo primero que debes hacer para realizar las milanesas es sazonar la carne con la sal, la pimienta y el orégano al gusto. Luego, pasa cada uno de los filetes por el pan rallado (por ambos lados). 
  1. En un recipiente aparte, bate los huevos y baña los filetes de carne en ellos. Después, para fijar el rebozado, vuelve a pasarlos por el pan rallado. 
  2. Ahora, pon el aceite a calentar y, cuando esté caliente, fríe los filetes de carne rebozados a fuego medio. Deberás freírlos hasta que estén dorados por ambos lados. 
Para retirar el exceso de aceite de las milanesas de carne puedes colocarlas en papel absorbente. Luego, sírvelas acompañadas de arroz blanco, puré de patatas o una ensalada verde.





Texto 3

Continuidad de los parques - Julio Cortázar


Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela. 

FIN



ATENCIÓN: No sigas hasta haber contestado las primeras 5 preguntas y hayas leído todos los textos.





Información para la pregunta 6.